miércoles, 30 de enero de 2008

Accesibilidad, educación y tecnologías

Que la educación está cambiando es una realidad que está fuera de toda duda. A veces los cambios son achacados a las políticas educativas, otras veces al propio avance de la sociedad y, por tanto, a las nuevas formas de vivir que se han de traducir también en nuevas formas de sentir la educación. Hasta hace unos años, la escuela era una de las instituciones en la que los cambios eran casi inapreciables: idénticos métodos, los mismos contenidos, alumnos similares, materiales que se perpetúan...Durante décadas, las generaciones que se educaban y salían de nuestras escuelas vivían en un mundo casi idéntico al de sus mayores, reproducían su forma de vida añadiendo algunos avances técnicos fruto de las investigaciones o de nuevos descubrimientos. En la actualidad, podemos afirmar que las generaciones que se encuentran en los centros educativos se están educando en un mundo diferente al de sus mayores, pero que también será diferente al mundo en el que les tocará vivir cuando sean adultos y que nada tendrá que ver con el mundo existente cuando alcancen la senectud. La Pedagogía como ciencia universal ha evolucionado de estar centrada en el alumno, en el profesor, o en el método a aspirar, a formar sociedades que logren el aprendizaje por y para la vida, constituyéndose, a través de la globalización y la utilización de la información, en “sociedades de la información y del conocimiento”: es lo que algunos autores denominan Pedagogía de la Información o Pedagogía Informacional1 y en esto tiene gran parte de culpa las Tecnologías de la Comunicación y la Información (TIC). El uso generalizado de las TIC es un hecho consolidado, estas tecnologías están aquí y han llegado a las escuelas para quedarse. Podemos afirmar que en nuestra sociedad, las tecnologías que utilizan los medios electrónicos y la digitalización desempeñan un papel primordial en nuestra forma de entender la vida y son ya parámetros que sirven para medir la exclusión social de los individuos y, por tanto, de las sociedades. Si la competencia digital es ya un indicador de calidad para lograr la realización y desarrollo personal a lo largo de la vida de los individuos, será necesario pues poner los medios para que esta tecnología sea accesible a todas las personas con independencia de sus capacidades psíquicas, físicas o sensoriales.

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